martes, 1 de marzo de 2011

Por primera vez los jóvenes creen que su vida será peor que la de sus padres

Interesante artículo de Celeste López para La Vanguardia:

Los jóvenes españoles, que forman parte de la generación más preparada de todos los tiempos, la primera que vive en un mundo (al menos, el europeo) en el que impera la democracia, y la primera que ha vivido de manera mayoritaria en la abundancia es también la primera que asume que suscondiciones de vida futuras no serán mejores que la de sus progenitores. Algo sorprendente si se presupone que uno de los principales motores del desarrollo social es precisamente el esfuerzo de las generaciones por superar a sus predecesores. Pese a ello, se muestran mayoritariamente de acuerdo en que las condiciones de vida han mejorado. Al menos esto es lo que se desprende de los últimos trabajos realizados por sociólogos y antropólogos sociales, confirmadas por encuestas sobre perspectivas de futuro de la también llamada generación internet.
Gran parte de este convencimiento tiene sus raíces en las cifras del paro, que golpean duramente a la población juvenil desde hace años y que, en los últimos tiempos, se han convertido en una losa para los jóvenes españoles. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), en el último trimestre del 2010, la tasa de paro afectaba ya a casi el 33% de los jóvenes, porcentaje que esconde un desempleo aún mayor ya que la EPA evalúa la población de entre 16 y 29 años y, en la primera franja, una buena parte aún está estudiando.
Esta realidad –el azote del desempleo– condiciona el discurso de la población juvenil y su percepción del futuro, señala Eusebio Megías, director técnico de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), entidad con una amplia trayectoria de investigaciones sobre la juventud. Sin embargo, Megías cree que, al margen de la situación económica, la valoración de que su futuro será peor que el de sus padres va más allá de lo económico: los jóvenes creen que el bienestar y la calidad de vida, asociada a conceptos como el disfrute del tiempo libre, la salud, el mantenimiento de relaciones saludables, empeorarán “porque las necesidades económicas se harán más exigentes”.
Es imposible, según los estudios de la FAD, separar de la percepción de los jóvenes el contexto de crisis en el que está sumido gran parte del mundo. Pero, sea como fuere, el mensaje de que el futuro será peor ha calado y se proyecta más allá del fin de este ciclo económico bajista. Así, casi la mitad de los jóvenes españoles declara su falta de confianza en un futuro prometedor y más de uno de cada tres considera que “por muchos esfuerzos que uno haga en la vida nunca se consigue lo que se desea”, según el sociólogo Juan María González-Anleo en la investigación Jóvenes Españoles 2010 (Fundación SM). En esta línea, más del 62% de la población juvenil se declara de acuerdo con la frase “la crisis económica actual tendrá un impacto muy negativo en mi futuro profesional y personal”.
El grupo de sociólogos que trabajó en este informe cruzó los datos obtenidos de sus encuestas (más de 3.000 cuestionarios) con los del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y del Eurobarómetro. De este trabajo se vislumbra que los jóvenes españoles de hoy se sienten más derrotados por las circunstancias que rebeldes, algo que para muchos expertos es símbolo de conformismo (una encuesta de Metroscopia señala que el 54% de los jóvenes dice no tener proyecto alguno por el que sentirse especialmente ilusionado). Sin embargo, otros creen que es pronto para hablar de conformismo, pues esta generación está estableciendo nuevas maneras de estar en la sociedad, interrelacionarse e incluso de establecer sus nuevas prioridades vitales, que no tienen por qué coincidir con las de sus mayores.
El futuro se vislumbra con muchas sombras, todo a causa del desempleo y, lo que a veces es peor, los trabajos precarios, con bajos salarios y escasas garantías de seguridad. El riesgo de que esta situación se prolongue es la exclusión social, según revelan los trabajos del Grupo de Estudios sobre Tendencias Sociales (GETS) de la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED, máxime cuando la falta de trabajo o el trabajo precario son la principal puerta para quedarse al margen de un sistema social basado en la producción. El trabajo constituye el eje central donde gira parte de la vida social de un país, “es el punto clave para la paz social, la integración personal y social del ciudadano y para la evolución de un pueblo”, señala el sociólogo Manuel Marín Sánchez.
En este contexto, el catedrático de Sociología José Félix Tezanos advierte de que, si el grupo de excluidos se ampliara y llegara a alcanzar a una parte de los que ahora están integrados en la sociedad, el riesgo de conflicto y de tensiones crecería de manera exponencial, como han puesto de manifiesto las protestas de los ciudadanos, sobre todo, los jóvenes, de países árabes.
Sin embargo, la posibilidad de conflicto parece remota en España, sobre todo porque las familias siguen ejerciendo el papel de apoyo. Y porque, quizá, los jóvenes están sopesando otro mundo distinto al heredado.