Nunca, en ningún caso, cerrar los
ojos ante lo que está ocurriendo ha servido para nada; si ha de llegar algún
golpe, llegará igualmente, con la única diferencia de que no lo veremos venir. Tampoco
resulta útil esperar, sentado o en la cama, a que pase la tormenta, porque
mientras uno permanece bajo techo también es posible ir haciendo cosas, no al
aire libre, pero cosas al fin y al cabo. Sin embargo, esa parece ser la táctica
más empleada por el que, a día de hoy, sigue siendo presidente del Gobierno.
Cierto es que este método, el del avestruz que esconde la cabeza bajo tierra,
sí le ha funcionado a Mariano en otras ocasiones. Supo esperar, y ahí está, en
La Moncloa. Sin embargo, un presidente, da igual el gobierno o el país, debería
transmitir empuje, determinación, en definitiva, una cierta iniciativa. ¿Qué
transmitirá mañana Rajoy en el Senado? Hagan sus apuestas.